Ascensión a Pico Marboré (3.248 metros)
Nuestro periplo empieza en Torla, ya que es donde estamos alojados. Nos levantamos a las 5 de la mañana para llegar sobre las 7 a Nerín para coger el autobús que nos llevará a Cuello Arenas; tras pagar los 12€ que cuesta, nos montamos e iniciamos la marcha en un TATA, y tras aproximadamente una hora de viaje por una pista en bastante buen estado, llegamos a Cuello Arenas. Decidimos no realizar este tramo a pie ya que sinceramente pensamos que no aporta nada al recorrido.
Después de la foto de rigor, nos ponemos la mochila a la espalda y empezamos a andar. Enseguida llegamos al sendero que recorrerá la parte alta del valle de Ordesa; empezamos bien, las vistas que nos brinda Ordesa son espectaculares, al fondo el Cilindro, El Marboré y Monte Perdido, y por debajo de nosotros todo el valle, un regalo para la vista. Discurrimos sin prisa, pero sin pausa hacia el refugio de Góriz, al cual llegamos sobre las 10 de la mañana. Tras descansar unos minutos, nos preparamos para iniciar el ascenso por un serpenteante sendero que toma altura rápidamente. Sobre las 12 llegamos a la "bifurcación" por llamarla de alguna forma en la que si se sigue ascendiendo por la derecha, llegarás "sin darte cuenta" a Monte Perdido. Dado que no es nuestro destino, vamos hacia la izquierda y encontramos un posible sitio para hacer noche una vez ascendido el pico Marboré. Decidimos dejar las mochilas para no ir demasiado cargados, y llevamos lo imprescindible.
Llegados a un pequeño collado, no tenemos muy claro por donde deberemos avanzar; divisamos dos montañeros que vienen hacia nosotros por la derecha, por lo que esperamos a que lleguen a nuestra altura para preguntarles si la ruta que siguen viene de pico Marboré; la respuesta es negativa y además no ven nada claro el camino por el que llegan, ya que vuelven, porque se han tenido que dar la vuelta. Optamos por la solución más "fácil", tirar de frente, para ello descendemos levemente y tiramos por la "calle de enmedio".
Hemos empezado a pisar nieve de verdad. El ascenso se hace bastante fácil, si no fuera por la pendiente; al no haber camino abierto, nos obliga a pisar con cuidado pero con decisión, viendo que nuestro destino está cerca. Tras atravesar el tramo con nieve y habiéndonos desviado un poco hacia la derecha, hay que girar hacia la izquierda, para ya en terreno de piedra ir ascendiendo por un sendero más o menos marcado hasta el collado desde el que se abre a la vista el espectacular valle de Pineta, que tan buenos recuerdos nos trae. Tras descansar un poco, no demasiado, ya que el viento azota moderadamente y las nubes que llenan el cielo no dejan que el sol nos caliente la espalda, seguimos adelante. La cima está cerca, desde aquí hasta el punto más alto, es un verdadero paseo, sin ninguna complicación y con una cima asombrosamente grande, en la cual se podría jugar un partido de futbol sin atender demasiado a los límites del "campo". Hace frío, las nubes cubren practicamente todo y la niebla no nos deja ver el circo de Gavarnie con la cascada más grande de Europa, una pena, pero hemos subido y ha merecido la pena. El tiempo no invita a quedarse mucho tiempo, por lo que nos abrigamos un poco más, si cabe, e iniciamos el descenso empujados por el viento.
Nuevamente disfrutamos del circo de Pineta; una vez sobrepasado este punto perdemos la referencia del camino de subida y nos vemos obligados a hacer un descenso por la dura y fría nieve que lleva nuestras manos a un estado en el cual podríamos enfriar una coca-cola en un santiamén, una caida en estas circunstancias nos llevaría al fondo del valle en pocos segundos rápidamente .... lleno de magulladuras. Una vez pasado el "susto" el descenso lo hacemos rápidamente hacia el "campamento base" situado a unos 2.700 metros, lo hemos llamado Hotel Ritz, ya que sin tienda vamos a dormir bajo "techo" debajo de una gran roca que parece estar bien asentada. Dado que todos no cabemos en la habitación, se instala una tienda de campaña para que duerman los dos señoritos de la expedición. Cenamos y aún de día, nos metemos en los sacos no sin antes haber disfrutado de la panorámica que se tiene de todo Ordesa. Las nubes han desaparecido y la noche nos envuelve con su manto de estrellas, y pienso, "esto lo tengo que hacer más a menudo". Dentro del saco se está muy a gusto, pero fuera de el, corre un aire que en algunos momentos corta la respiración.
La noche se hace relativamente corta y sobre las 7 de la mañana empieza a amanecer, salto del saco como si me hubieran puesto un cohete, me abrigo con todo lo que puedo y me preparo para disfrutar de la salida del astro rey. No hay palabras, disfruto cada segundo, el espectáculo es simplemente
hermoso. Los demás se van desperezando poco a poco y los primeros rayos de sol hacen que se nos ilumine la cara sabiendo que vamos a tener un día espectacular. Desayunamos, recogemos y nos ponemos en marcha.
Hoy, dos "machotes" intentarán subir a Monte Perdido, los demás bajaremos hacia el valle de Ordesa para recorrerlo por la "ruta turística", disfrutando ahora de las vistas de Ordesa, pero desde el fondo del valle. Una vez hemos descendido hasta el valle la visita a la famosa cola de Caballo es inevitable, disfrutamos de su espectacularidad unos momentos y nos dirigimos hacia el fondo del valle encontrándonos a innumerables personas realizando la sencilla pero larga excursión que parte desde la pradera de Ordesa.